SOROPO


Arroz Con leche me quiero cazar con un molinero de la capital…
agosto 3, 2010, 9:48 am
Filed under: Al dia

De nuevo el país es espectador de un capítulo nuevo de la apasionante y recurrente historia de las crisis del arroz. Una vez más la nación presencia la aberrante situación, de cómo las políticas agropecuarias van en detrimento del bien colectivo tanto de productores como de consumidores. Y es que a decir verdad, ya estamos tan acostumbrados a las constantes laceraciones al sector primario  que es difícil establecer la gravedad de la situación actual al hacer comparaciones. Empero cabe resaltar que la dinámica es la misma, los actores los mismos y el problema sigue siendo estructural y menos coyuntural como algunos quisieran que fuera.

Para entender porque de la afirmación anterior es bueno hacer un pequeño esbozo de cómo es la dinámica del arroz en Colombia:

El país presenta dos cosechas que abarcan de marzo-abril a julio-agosto  y de agosto-octubre a enero-febrero. El sistema de producción se caracteriza por ser mecanizado y tradicional, al igual se manejan dos sistemas que son bajo riego (principalmente en Tolima y Huila) y secano (en los llanos orientales y la costa). La competitividad del sector es baja si se compara con otros países de la región. Los costos de la tierra y los insumos son altos y no se ven reflejados en los precios ni al productor ni al consumidor final.  Al país entra arroz importado por acuerdos preconcebidos con la CAN (ecuador y Perú) y de contrabando procedente de triangulación y por ende más barato. Existen pocos molinos y el productor se ve abocado en una disyuntiva, por un lado un oligopsonio a la hora de adquirir los insumos para la producción y por el otro un oligopolio compuesto por la industria molinera que tiene la suficiente capacidad y poder en el mercado para establecer la cotización del arroz. Lo irrisorio de todo esto es que al consumidor final  no se le traduce eso en reducción del precio y por el contrario, se mantiene o sube.

Aquí la situación es clara, hace falta una concertación entre los distintos actores de la cadena del arroz. El problema no es solo del productor ni del molinero ni del consumidor, el problema es de todo el sector. Mientras se siga pensando en soluciones aisladas en beneficio de unos y detrimento de otros difícilmente el sector del arroz en Colombia logre estar a la altura de competitividad que exigen los mercados. Lo más apremiante de todo esto es que estamos hablando de un producto priorizado de consumo masivo en Colombia y que es fundamental para la seguridad alimentaria del país.

Es urgente una política estructural que parta de la base de mejorar la situación del productor haciéndole más llevadera la carga de costos que actualmente enfrenta para ser más competitivo, que regule la formación de los precios cuando estos fuesen en deterioro del colectivo, que de manera integrada establezca relaciones entre productores y la industria basadas en la equidad y el comercio justo. Y que finalmente esto se vea reflejado en precios asequibles al consumidor final.

Ya el país se acostumbro a que los rubros más sensibles del agro pierdan en las negociaciones internacionales, lo que no se puede permitir es que a nivel interno también se pierda la base alimentaria de la nación.



Del TLC con la UE y otros demonios…
agosto 3, 2010, 9:44 am
Filed under: Al dia

Continuamos con el análisis constructivo acerca del TLC que Colombia ha firmado con la Unión Europea (UE) y que espera su ratificación por parte de los parlamentos tanto Europeo como Colombiano. En esta ocasión traeremos a colación lo que Colombia gano en el terreno de la negociación pero también lo que tuvo que ceder y mediante esta formula los lectores puedan hacerse un juicio personal de lo que consideran puede ser beneficioso o perjudicial para el futuro del país.

Antes que nada vale resaltar que aunque las manifestaciones en contra de la firma del tratado vinieron fundamentalmente del subsector lechero, este tratado es bastante ambicioso porque en una sola negociación se incluye acuerdos comerciales para toda una gama de bienes y servicios al igual que en materia de inversiones, lo que se significa que no solo se trata en la negociación el tema agrícola sino muchos otros sectores se ven involucrados, y dicha participación fue debatida y dialogada en varios encuentros entre los negociadores Europeos y Colombianos comprendida en 14 mesas de trabajo que incluyeron desde accesos a mercados hasta normas sanitarias y fitosanitarias.

¿Pero que significa la Unión Europea para Colombia comercialmente hablando? Es un mercado compuesto por 500 millones de personas, el cual es hoy el primer exportador mundial de bienes (USD 1.700.000 millones) y el segundo importador (USD 1.950.000 millones) y cuyo ingreso percarpitá se ubica en mas de US $32.000. Las exportaciones actuales de Colombia a ese mercado no ascienden a 5.000 millones de dolares.

Por este panorama de oportunidad y buscando una participación mas activa del país en materia de comercio internacional que le de salida a muchos productos que hoy el país produce y supere la difícil situación que genero el cierre de la frontera con Venezuela el cual nos puso a pensar sobre la imprudencia de depender de un solo socio comercial, la cartera de comercio y el presidente defienden la firma y lo logrado en este acuerdo.

Luego de este interludio ahora si entremos en materia y revisemos lo alcanzado en materia agropecuaria en este tratado.

Según el ministro de comercio el 99% de la canasta exportadora de industria y pesca tiene acceso inmediato. En el tema agrícola las flores, frutas, hortalizas, tabaco y café tendrán liberación inmediata, mientras que para el caso del banano y la caña apenas se definió una reducción arancelaria progresiva así como un tope de contingente. Por ejemplo para el caso del primero el arancel actual que se encuentra en 176 €/Ton se reducirá hasta llegar a 75 €/Ton en el 2020.

Otro aspecto tratado fue el de la carne bovina con los cortes finos. para el que se definió un contingente de 5.600 Ton con tendencia creciente al 10% anual.

Por su parte de la UE entraran lácteos, productos procesados de cerdo (jamones), licores como whisky, vinos y vodka, entre otros a los cuales Colombia ofreció acceso libre e inmediato. hasta aquí se han mencionado dicho de algún modo «lo ganado en la negociación». ¿Pero que tuvo que ceder el país para llegar a estos acuerdos?

bueno, la UE no exigió sino la «bobadita» de quitar todos los mecanismos u instrumentos de protección que el país tuviese para enfrentar las variaciones de los mercados. Para nadie es un secreto que Colombia a partir de los 90 cambio su modelo de proteccionismos a uno aperturista y de libre mercado, pero aun así uno de los frutos de la CAN (comunidad Andina de Naciones) fue precisamente la creación de un instrumento común para los miembros denominado «Sistema Andino de franjas de precios» (SAFP), el cual tiene como objetivo proteger a los productos sensibles agrícolas de las fluctuaciones y variaciones de los precios internacionales. Eliminar o relajar el SAFP significaría liberar completamente el mercado sin ningún tipo de mecanismo existente que cumpla su función. Este tipo de concesión no sonaría descabellada sino fuese porque estamos hablando de un país como Colombia donde la producción agropecuaria tiene todos los problemas, los conflictos por la tierra y la escasez de recursos financieros, que hacen de la actividad agropecuaria un renglón poco competitivo y productivo si lo comparamos con el monstruo de complejos agroindustriales de que esta compuesto Europa.

ero al parecer la unión Europea es consiente de esta realidad un poco mas que nuestros dirigentes y por ello tal vez se comprometieron a donar 30 billones de Euros al sector lechero Colombiano para su «reconversión y desarrollo». Esperamos que no se repita con estos dineros lo de Agro ingreso seguro y que lleguen a quienes realmente lo necesitan. Existen sectores que consideran que ni estos recurso ni la creación del CONPES lechero lograran resarcir el daño que este tratado traerá al sector. Con esto no queremos tachar ni tiranizar el tratado ni mucho menos, pero si consideramos que cualquier acuerdo nacional que involucre sectores productivos debe por lo menos no ser perjudicial para su sobrevivencia.



¿y la leche que? la encrucijada moral de la firma del TLC entre Colombia y la UE
agosto 3, 2010, 9:36 am
Filed under: Al dia

«Es mejor ser vaca en Europa que campesino en países en desarrollo como Colombia»  

El pasado mes de mayo mientras en Madrid España El canciller Colombiano y el presidente Uribe firmaban el Tratado de Libre Comercio (TLC) con la Unión Europea (UE), en el país miles de ganaderos principalmente de las cuencas lecheras salieron a protestar por la precaria situación a la que el sector queda expuesto por la firma del acuerdo. Y es que las opiniones son bien divididas pues mientras por un lado el gobierno se ratifica en su posición de defender el acuerdo por las ventajas que acarrea para sectores importantes y la agroindustria, por el otro, gremios ganaderos como FEDEGAN y asociaciones como ANALAC se han manifestado en contra de la firma del tratado por considerar que la forma como se negocio el capitulo lechero fue desventajoso para el sector por lo cual vaticinan la quiebra de quienes viven de la producción de leche.

Pero la preocupación del sector no es para menos si se tiene en cuenta que la UE controla hoy por hoy el 30% de la producción mundial de leche y en apenas 15 días alcanza a producir los 6.500 millones de litros que suma la producción anual láctea Colombiana. Sin embargo el tema mas crucial no es ese, sino el de las ayudas internas que los gobiernos Europeos otorgan a sus productores de leche, los cuales ascienden a 93.000 millones de euros, los cuales están destinados fundamentalmente al almacenamiento de excedentes permitiendo a los productores Europeos vender productos por debajo de los costos de producción distorsionando de esta manera los precios en el mercado mundial.

Estas cifras conforman lo que el presidente de Fedegan a denominado: «las asimetrías entre la producción de leche en Colombia y la UE». De la cual en Colombia viven aproximadamente 400.000 familias con menos de 50 vacas donde 236.000 con menos de 10 y de los 6.500 millones de litros que anualmente se producen en Colombia solo 3.000 se procesan por la industria formal. Ademas este es un sector que internamente esta presionado constantemente por la industria lechera con los precios pagos al productor mientras al consumidor final los precios nunca bajan. De otro lado la reconversión lechera que impulso el ICA junto a los ministerios de agricultura y protección social (decreto 616) para que la leche informal se procesara y los productores se organizaran, termino en largas prolongaciones de plazos por medio de decretos (ademas que de fondo se percibía mas favorecer los interés de la industria que realmente una preocupación por los consumidores).

un sector con estas características se considera en una negociación internacional como «sensible» debido a sus particularidades propias. Pero aun así, al gobierno nacional poco o nada le importo los llamados que hicieran los gremios, personas del congreso y asesores nacionales en la impertinencia de ese tratado para el sector lechero y la firma se llevo a cabo, quedando a la espera de su posterior ratificación por el parlamento Europeo y el congreso Colombiano donde ya las bancadas del polo, conservadores y liberales han dejado ver su inconformismo con el acuerdo (ojala no haya sido solo un posición de coyuntura electoral).

Es innegable la necesidad que tiene Colombia de formar parte de la economía internacional mas aun cuando países como Perú y Chile han incursionado en nuevos mercados y este ultimo ha presentado un crecimiento promedio anual de 5,3% mientras el de Colombia ha sido inferior al 3,5%. El país no puede quedar rezagado a la tendencia económica que muestra la región, ni quedarse dormido mientras sus vecinos crecen, sin embargo deben buscarse mecanismos que permitan que el país logre en este tipo de negociaciones un trato reciproco y que las conclusiones finales que salgan de esas negociaciones beneficien a todos, no a unos pocos, ni a una porción. Es decir que el argumento de «es que en toda negociación ahí perdedores» aquí no vale. Verbigracia en el caso lechero estaríamos aceptando el hecho de que 400.000 familias van a pasar a formar parte de las cifras de la pobreza extrema lo que nos pone como país en una encrucijada moral entre nuestros fines y los medios por los cuales optamos para estar inmersos en la economía mundial.

Lo que se debe buscar es un comercio justo donde no se sacrifique a unos por beneficiar a otros, para no repetir la abrupta situación que el país vivió en los 90 con la apertura económica, donde varios sectores de granos como la cebada, el trigo y la avena se quebraron viéndose obligados a desplazarse a otros rubros «como la producción de leche».

Difícilmente nuestros negociadores Colombianos en las rondas del TLC con Estados Unidos y ahora con la UE han entendido la realidad del espacio rural en el país. Ojala que el día que se sesione en el congreso el tratado el horizonte sea mas claro y que nuestros parlamentarios se tomen la molestia de hacer una lectura mas cuidadosa y menos ligera del sector rural del país y de su difícil situación, para que no nos toque afirmar como dijese el economista Joseph E. Stiglitz: «que es mejor ser vaca en Europa que pobre y campesino en un país en desarrollo como Colombia».